¿Hasta dónde se puede
consentir el anonimato en la red para que las personas den rienda suelta a sus
frustraciones, odios, mentiras y manipulación?
El libertinaje digital es la “enfermedad del siglo XXI”
Hoy en día la información al
minuto la seguimos en red por los distintos medios digitales con los cuales
contamos. A veces es tanta la saturación que no sabes qué es verdad o mentira.
Se necesita de un gran ejercicio mental para no terminar en un laberinto
digital. Las tan populares “fake news”
son imparables y se pueden convertir en una noticia tan creíble como que la
semana tiene siete días.
Finalmente, se termina leyendo
los medios que dentro de cada opinión son los más creíbles y descartas la paja
o aquellos medios que simplemente quieren tener visitas sin importarle la
credibilidad. No olvidemos que toda esta maraña digital se mantiene de
publicidad, visitas y algoritmos. Por tanto, la profesionalidad, cada día más,
brilla por su ausencia.
Desde que entramos a formar
parte del sistema digital donde todos opinamos, casi siempre bajo el anonimato,
esto se ha convertido en la jungla digital. Famosos, políticos, escritores,
actores o incluso dentro de pequeñas redes entre amigos o conocidos. Se puede
decir que cualquier personaje público,
en mayor o menor medida, son y serán siempre el centro de opinión, crítica y pocas veces alabanza o vete tú a saber lo que toca.
Desde entonces hay infinidad
de denuncias por difamación, mentiras y sobre todo vulnerar la privacidad y, en
algunos casos, el honor de la persona. No todo vale en la red para intentar
desprestigiar a una persona. Con el tiempo van a tener que inventar una especie
de “policía en red” para empezar a penalizar ese tipo de libertinaje digital.
Este tipo de comportamiento
bajo el anonimato son perfiles que demuestran una falta de empatía y son ratas
de red. Da igual la noticia que salga, ellos siempre están ahí para cumplir con
su “terapia diaria”. Siempre se les ha llamado “trolls” porque su único
cometido es comentar negativamente, ofender y sobre todo manipular sin ningún escrúpulo.
No quiero ni pensar en estos
días en las cuales ha comenzado la campaña electoral la cantidad de personas
que se verán atacadas por este tipo de personajes que viven por y para
desprestigiar. Se tienen que armar de mucha paciencia o, a lo sumo,
abstenerse de entrar en este tipo de diarios “del tres al cuarto” porque lo único
que conseguirán, al no ser que sean inmunes, será llevarse malos ratos.
Yo les recomendaría a este tipo de perfiles que se compren una vida propia y dejen la vida de los demás tranquila.
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