Tras 98 días de estado de alarma llega la nueva normalidad ¿Y ahora qué?




Se puede decir que hemos pasado la primavera entre pelear con el COVID-19 teniendo un confinamiento de los más agresivos, las distintas fases que nos iban aliviando y ahora lo que se denomina la nueva normalidad que iniciamos con el verano, a la vez que concluimos el estado de alarma tras 98 días.

Han sido semanas en las cuales hemos visto como la curva y la línea de los contagios ha ido bajando hasta quedar en un centenar de casos diarios, lo cual es un indicativo para pensar que al COVID-19 lo tenemos en esa fase de contención y podemos reiniciar nuestras vidas dentro de la nueva normalidad.

¿Y ahora qué hacemos?


Afrontar el día a día sabiendo que el virus sigue estando ahí presente esperando a que bajemos la guardia para anidar y multiplicarse, no es una cuestión de miedo, es una cuestión de responsabilidad y pensar en todo lo que hemos pasado, en los que han estado en primera línea de ‘guerra’ y sobre todo los que se han ido y no estarán aquí para disfrutar de este verano atípico.

Después de casi 100 días sin poder movernos de nuestra provincia se entiende las ganas de poder cruzar la ‘frontera’ para ver a esos seres queridos, amigos y conocidos que llevamos meses viéndolos por videollamada o contactando por teléfono. Al igual que se puede entender las ganas que se tiene de coger el coche y hacer kilómetros y kilómetros hasta la playa o esa casa rural en medio del campo.

Serán a partir de hoy las Comunidades Autónomas las que nos guiarán en esta nueva normalidad y nos han marcado las medidas a seguir porque la normalidad tal y como la conocíamos hace tres meses, no será la misma. Seguiremos manteniendo la distancia social, las mascarillas serán un complemento más agregado a nuestras vidas y las multitudes quedan descartadas hasta nuevo aviso así como el control de los aforos.

Fin de estado de alarma, verano y libertad sin fronteras


Hace tres meses nadie podía pensar ni en sus mejores presagios que este verano podríamos desplazarnos donde nos diera la gana y se abrieran las fronteras. Los hosteleros daban la temporada por perdida en un llamado ‘año en blanco’. Sin embargo con las cifras actuales de contagios y cuatro focos contenidos, al menos eso es lo que nos cuentan, da lugar a inaugurar todo en un día, verano, libertad y fin del estado de alarma.

Somos muchos los que nos preguntamos si realmente se está haciendo lo correcto. Si realmente el virus está controlado de tal forma que se pueda iniciar esta nueva normalidad sin sobre saltos. Nos dicen que las UCIS están despejadas que la Sanidad estaría preparada para controlar un nuevo rebrote que las medidas de seguridad y distancia social nos protege del virus y sobre todo que estamos equipados para que no se vuelva a colapsar la sanidad.

Sinceramente, tengo mis dudas.  Pero qué voy a saber yo de todo esto, simplemente soy una ciudadana del mundo que mira con recelo esta nueva etapa y no me olvido de todo lo que hemos pasado.

El control depende de la responsabilidad de las personas


Todos estos factores dependen de la responsabilidad de las personas. Si bien en días pasados hemos podido comprobar más de una imprudencia, bien con fiestas clandestinas sin protección, playas sin cumplir con la distancia social y terracitas abarrotadas, hay que creer en el buen hacer de ellas. Aunque realmente las personas somos por naturaleza muy dados a tropezar dos veces con la misma piedra y te genera muchas dudas

Salimos de nuevo al mundo tras una crisis sanitaria sin precedentes. Tras un confinamiento duro que nos paralizó y descuadró nuestras vidas por completo.  Saldremos libres a la nueva normalidad cada cual marcados por su propia historia. Porque no todos han tenido las mismas vivencias. Ese será el punto que marcará su comportamiento en el día a día.

Espero que no olvidemos de dónde venimos y cómo nos paralizó un virus a toda la sociedad.

¿Seremos capaces de mantener al virus a raya?


Que se levante el estado de alarma no significa que todo haya terminado y el virus haya desaparecido y se haya ido con la primavera. Para nada. Otra realidad distinta es que aprendamos a convivir con él como nos matizan constantemente.

A partir de hoy no tenemos fronteras ni tenemos restricciones más que mantener la distancia social y creer en el buen estar de las personas y si se tiene síntomas avisar para aplicar el protocolo de cuarentena. Podemos ir a la playa, a la piscina, reunirnos con los amigos en un restaurante o desplazarnos a 300 km a comernos un chuletón porque así nos apetece. 

Prácticamente se puede hacer de todo ¡Quién lo diría hace un mes o dos¡

Por mi parte quiero creer que lo mantendremos a raya y no cometamos imprudencias. Al menos, no tantas como para que nos vuelvan a confinar. No voy a negar que es un riesgo que tenemos que asumir. 

Reconozco que tengo pensamientos contradictorios porque estos me desplazan a cuatro o cinco meses atrás cuando el virus ya pululaba por el mundo y pocos le prestaron atención, incluido los "capitanes a posteori", y me da la impresión que se puede repetir la historia. Solo que en esta nueva etapa sabemos perfectamente como actúa el virus y sus consecuencias y depende de nosotros tenerlo controlado.

Entiendo que salud y economía no son una buena combinación y es difícil mantener el equilibrio.

Necesitamos reactivar el país pero se puede hacer con conocimiento de la causa. Si ahora nos relajamos, será nuestra culpa. Tenemos todo a nuestra disposición usémoslo con cabeza y aprendamos a convivir con el virus sin darle tregua para que no nos bloquee de nuevo nuestras vidas.

No le demos de comer.




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