Partidos políticos con ‘comerciales anónimos’ a su servicio



A nadie le está pasando desapercibido el malestar, desapego y críticas que están sufriendo muchos partidos políticos. Los simpatizantes y militantes han cogido las ‘de Villadiego’ y se están cansando de ser los ‘comerciales’ que dan la cara con el pueblo porque no van acorde con sus ideales. Se sienten traicionados y defraudados. 

Ser militante o simpatizante de un partido político es dar a conocer un programa, una idea que es compartida por muchos. Son las voces que trasmiten eso que los de arriba organizan entre reuniones, pactos y sobre todo cómodos sillones. No ganan nada con ello, como muchos insultos por los ciudadanos, porque viven por y para sus ideas sin buscar lucrarse con ello.



Los partidos tienen comerciales no militantes

Pero suele pasar que los militantes o ‘comerciales’ al servicio de un partido, no puedan estar de acuerdo con muchas decisiones que últimamente se toman. 

Pienso que los militantes a un partido tienen mucha similitud con el comercial. Para las cúpulas no son más que números o votos fijos en unas elecciones. Pero a la hora de la verdad, no miran por ellos, solo exigen, coaccionan e incluso manipulan a su antojo e incluso te ponen en una ‘lista negra’ como el revolucionario de turno. 

Pero ¡ojo! Son un arma de doble filo porque muchos están cansados de ver, oír y callar, y la tortilla se les puede dar la vuelta. 

El militante es la base de un partido

Son los que ponen la cara en las calles, pueblos y ciudades. Intentan ‘vender’ una idea, un programa. Y el ciudadano, lo tratará bien o mal dependiendo su corriente política o la publicidad que haya visto sobre ese producto. Son la voz de aquellos que están ‘arriba’ y ni tan siquiera se molestan en bajar ‘a la tierra’ y ver la realidad, como mucho hacen acto de presencia en elecciones y actos públicos para hacerse la foto o el ‘selfie’ de turno.

Dicen hay que ‘vender’ este producto (idea o programa) y punto. Búscate la vida, organizándote, pegando octavillas, carteles e intentando que la gente te escuche. Muchos ‘hocicazos’, insultos, palabras mal sonantes y una retahíla de frases que el militante aguanta estoicamente porque cree en ese producto (ideales). Al menos, eso es lo que está pasando últimamente.

Los de arriba no quieren escuchar

¿Qué está pasando?

Que el militante o simpatizante comercial al servicio del partido ha dejado de creer en el producto que vende. Primera regla para un comercial es creer en el producto, si tú no crees en lo que quieres vender olvídate de realizar una venta, o en el caso de los partidos políticos arrancar un voto. Porque tu actitud te delata.

Las ventas caen, y los de arriba comienzan a estar incómodos porque no hay resultados positivos. En el mundo comercial, la pauta sería hacer un estudio para saber por qué no hay ventas, si la causa es del comercial o si es de la estrategia. La mala gestión del responsable traería como resultado la expulsión, vamos irse al paro. En los partidos políticos buscan excusas, ante los malos resultados y no dimiten, ni que les pongas púas en sus cómodas posiciones. 

Luego, si hay un militante que se revela se le pone en la lista negra o se le hace la vida imposible para que no hable, o se le ofrece un puesto para tenerlo contento. En el momento que le debes un favor ha perdido toda la credibilidad como militante y siempre les deberá algo al partido, lo cual jamás tendrá el derecho a rebatir, ni a patalear ni tan siquiera a decirles un día ‘ahí os quedáis porque nada me habéis dado y nada os debo’. 

No hay credibilidad, el sistema se desmorona

De esos casos hay miles. Y ese es el resultado que los partidos no tengan credibilidad y haya perdido los valores y sus ideales a ojos de la gente del pueblo. Realmente tenemos una democracia joven, pero muy vieja en corrupción.

Los altos dirigentes deben muchos favores que hay que pagar. Muchos han vendido sus ideales por un puñado de miles de euros o un sillón cómodo en alguna parte. Y ese es el resultado que todo el sistema político se esté desmoronando.

Pienso que muchos políticos no tienen idea de la verdadera realidad del pueblo. El político que está arriba sin méritos propios sin haber comenzado desde la misma base jamás entenderá ni se podrá poner en un piel a piel con las personas. 

El mejor político no es el que más títulos, máster y carreras tiene en su CV. El más válido es aquel que se ha licenciado en la carrera de la vida y la experiencia. Jamás un político que ha vivido un problema directamente, que ha sentido en su piel, no sé, el paro, el desahucio, una enfermedad, unos malos tratos, pobreza, que ha trabajado para empresas privadas…. Podrá implantar políticas en contra del pueblo y de sus ideales. 



Sin los militantes no son nada

Los militantes de base son el verdadero futuro de los partidos, y sin ellos, los de arriba no son nadie, porque no me veo yo a Rubalcaba o Rajoy,  o cualquier otro pateando las calles para interesarse por los problemas de las personas. O a cualquier otro que tenga un cargo provincial o regional visitando puerta por puerta a la gente que verdaderamente lo está pasando mal y hacer políticas de choque. 

Esos comerciales anónimos que ven la realidad en las personas son los que deberían, primeramente derrocar y quitar los culos de asientos pomposos aquellos que se hacen llamar políticos por y para el pueblo. Ya que, lo único que están haciendo son números para su interés y no para las personas. Son los que cobran un sueldo o primas por no hacer nada. Y los militantes no cobran nada, por hacer mucho. 

Los comerciales se están cansando de vender un producto ‘no válido’ y se pueden pasar a otra empresa que les dé un producto que ellos crean y puedan vender, o se van a sus casas tranquilamente a vivir su vida y poniendo un enorme muro ante la sociedad, al igual que hacen el resto de los mortales y que salga el sol por donde salga.

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